13 jul 2016

Yo dije que sólo era sexo y me tragué.

A este hombre lo conocí hace aproximadamente 3 meses si se puede decir. La verdad nunca me inspiró ni un mal pensamiento, no era mi tipo. Pero dije bueno, por qué no?, al fin y al cabo sólo es sexo...

Pasa sucede y acontece que empezamos hablar normalmente como dos personas que se empiezan a conocer, hasta que él me dijo saliéramos y fuéramos a comer algo.. y por supuesto accedí. Él es de Bucaramanga, por tal motivo no tenía como tantas ganas de conocerlo, porque primero que todo en las fotos no se veía tan bien y segundo no me llamaba mucho la atención meterme con un man de "Bucaramanga mano".

La primera noche tuvimos sexo. Obviamente antes de eso me invitó a comer, hablamos, etc... pero yo iba a lo que iba, igualmente pensé que era sólo sexo y que no me gustaba lo suficiente para meterme con esa persona. Así que dije, otro para mi lista.

Los días pasaron y él me siguió buscando. En primera instancia todo fue sexo, lujuria y hasta lo hicimos en su apartamento, pero me sentía vacía, había algo que no me llenaba, así que le pedí que no me buscara más, que me dejará de hablar. Por lo que él accedió.

Yo estaba concentrada en conseguir trabajo y en otras cosas de mi vida. Por ese tiempo volvió una persona que quise mucho y estuve con ella. Cuando todo parecía que ya no volvería hablar con él, apareció. Me dijo que nos viéramos, que el iba a mi casa, que quería verme, obviamente dije es sólo sexo, y volví y caí, con la gran diferencia que estaba con dos personas al mismo tiempo.

Las cosas se empezaron a poner un poco más fuertes y él me buscaba los fines de semana, me decía que quería estar conmigo, que nos viéramos pero yo la verdad quería estar sola, él no me gustaba en lo absoluto, y la otra persona me había dicho que dejáramos las cosas así, por lo que sola era la mejor decisión.

Es ahí en donde dices, "Un clavo saca a otro clavo" y empecé a buscar al de Bucaramanga. Cuando empezamos a volver a vernos, tener sexo y estar juntos cada fin de semana, por más increíble que pareciera me gustaba estar con él. Me empezó a gustar su olor, su cuerpo, besarlo, acariciarlo, decirle cosas bonitas después de hacer el amor, y en el peor de los casos estar con el entre semana. Fue ahí cuando me di cuenta que estaba empezando a sentir algo por esa persona, que no me importaba que fuera diferente, sencillo y no tan guapo.

Me fui enamorando de su forma de ser, de su sonrisa, de su forma de tocarme, de sus mensajes a las 5:00 de la mañana, de la manera en que me hablaba cada fin de semana para vernos, y fui cayendo poco a poco.

Las últimas semanas le confesé que empezaba a gustarme, que me estaba tragando y no sabía por qué. Me di cuenta que ya estaba hasta las nubes cuando después de hacerlo lo abrazaba, lo besaba y lo miraba a los ojos. No puedo quejarme y decir que no sentí nada, porque se dio sin planearse, sin premeditarse. Mis sentimientos fueron los más sinceros que pueden haber en este mundo, pero como todo en la vida, todo lo que empieza mal termina mal.

Cuando lo conocí había terminado con la novia de 4 años hace tres meses, así que al principio no le di mayor importancia porque tenía claro que sólo era puro y físico sexo. Pero cuando ya estaba tragada me atormentaba la idea de que la viera, le hiciera el amor, estuviera con ella, así que las peleas y los celos fueron creciendo entre los dos, en parte porque el también sabía lo de mi pasado con el chico por el que sentí algo muy fuerte.

Debo de decir que me duele haber perdido al de Bucaramanga, porque por primera vez en mi vida no me fijé en lo físico, me di el tiempo de conocer a una persona, saber cómo es, qué piensa, cómo vive, fue un enamoramiento despacio, poco a poco, pero como todo, las cosas tenían que acabar. Por primera vez en mi vida le rogué a alguien y pedí una oportunidad para volver a empezar, pero él ya estaba hasta la madre de todo. Lo busqué al tercer día y decidí eliminarlo de mis redes sociales así como de mis contactos telefónicos para no tener la tentación de hablarle, pero caí de nuevo, y esta vez fue peor. Me bloqueó, y entendí que no quería nada de mi, ni siquiera saber de mi existencia.

Sé que las cosas pasan por algo, pero está no sé cuánto tiempo me va a tomar recuperarla, tal vez hasta que llegue otro hombre y siga el juego de la seducción. No sé qué será de la vida de él. Si al fin se fue a Barranquilla o no, o si tal vez volvió con la ex. Lo único que sé es que ya no hay ni la más mínima posibilidad de hablarle y mucho menos verlo.

La moraleja de esta historia es muy simple: Date el tiempo de conocer a una persona personalmente, no la uses sólo por sexo o por tusa. Trátala y conócela, lo peor que puede pasar es que no pase nada.

4 abr 2016

Una noche

Generalmente cuando conocemos a una persona, empezamos a hablar un día de seguido, otro si, y otro no, y así sucesivamente hasta pasar la semana. 

Esta persona la conocí un día martes o miércoles, no me acuerdo bien. El tipo es "El tipo".  Es decir, ha trabajado en más de 4 empresas importantes en este país, tiene un BMW, y por si fuera poco está como quiere. Entre sus hobbies está, viajar, hacer vida social, comer rico y tomarse un whisky cada fin de semana.

Los días pasaron y fuimos hablando poco a poco, pero al mismo tiempo mi autoestima no me dejaba ir más allá, ya que yo tenía la idea de que el tipo en cuestión no se fijaría en mi por el simple hecho de medir 1.50 y él 1.83... Cosa que es una estupidez.

Más de una vez me repitió que quería alguien con quien hablar hasta la madrugada, reír, abrazar, besar, todas esas cosas cursis que también nos gusta a las mujeres. El chiste es que tomé una actitud fría, dura, seca, para demostrarle que no me importaba y que no iba a pasar nada entre los dos, porque la verdad me mentalizaba que el man no se fijaría en mi... en fin!

Cuando nos vimos, fue tal cual me lo imaginé... un papacito completo. No tiene el mejor cuerpo del mundo, pero es un hombre atractivo, un caballero en todo el sentido de la palabra, y por si fuera poco tiene unas facciones encantadoras, pero una mirada que esconde una ternura inigualable. Pero como lo imaginaba en mi mente, la química no era la misma que cuando hablábamos por whatsaap...

Y es que tu sientes cuando las cosas no van a funcionar, por eso no le metes mente, y te haces la idea que no hay nada.. pero cuando ves a esa persona cambian las cosas y estás así o más tragada que la primera vez que te habló.

El punto aquí, es que la cita iba de mal en peor. No había conversación que fluyera, no había feeling, no había nada... Así que le dije que pidiera la cuenta, que estaba aburrida que me llevara a mi casa, y así lo hizo.

Cuando llegamos a la portería de mi apartamento, me despedí de él, le agradecí por todo y claramente le dí un beso en al mejilla. Pero el tipo en cuestión de la nada me tomó del brazo y me besó. No pude detener el beso porque también quería, deseaba estar con el, que me besará, de hecho noches atrás me había masturbado pensando en él.

En menos de 5 minutos el tenía sus manos en mis pantalones, estábamos al frente de la portería de mi apartamento y yo no dejaba de gemir, la adrenalina y las ganas eran indescriptibles. Al cabo de 10 minutos estaba encima de él, empujando hacia atrás con el manubrio mirándolo a los ojos, cogiéndolo del cuello, besándolo, dentro de él..

Un taxi con las luces prendidas se interpuso en medio de nuestro deseo y le dije que nos fuéramos a otro sitio más seguro y un poco más solos, y accedió. Cuando llegamos a esa calle sin salida, puso el freno de mano y apagó el carro. Y empezamos de nuevo. Caricias salidas de sus dedos sobre mi interior ardían dentro de mi, no quería que parara, esos besos eran indescriptibles, y nuevamente estaba dentro de mi.

Aterricé, y me pasé para el otro asiento de adelante. Le dije que no quería estar así con él, que me llevara a mi casa. Y así fue. No sé qué me pasó por la mente a esa hora de la madrugada, era la primera vez que lo hacía. Y subió conmigo, a sabiendas de que no podía entrar su lujoso carro a mi apartamento, porque no había espacio en el parqueadero.

Cuando estuvimos en el asensor, me puso contra la pared, sentía su sexo rosando mi pantalón en medio de esa adrenalina mientras estás subiendo en un elevador hacía un cuarto piso a la una de la madrugada. Entramos, y me tiro en la cama, y me empezó hacerme sexo oral. Tengo que decir que usa esa lengua maravillosamente. Me tocaba de una forma espectacular, sus movimientos y la yema de su lengua de arriba hacía abajo sobre mi clítoris era como estar en el cielo, mientras yo lo cogía duro del pelo. Quería que entrará ya, que me lo hiciera ya, pero se tomo su tiempo.

Lo hicimos interrumpidamente tres veces, de las cuales quise, y digo quise porque quería ser una mujer diferente con un hombre diferente que experimenta y se deja llevar. Fui una puta, gemí, lo mordí, y hasta me moví como nunca. Era increíble tener a una persona con 1.83 metros de altura encima tuyo, cuando tu mides 1.50. Sus movimientos, sus besos, su respiración, todo, todo me excitaba, era un fantasía hacerlo con alguien así.

Lamentablemente en el sexo debe haber química y como la química se vive, era poca la que había entre los dos. Pero las ganas de estar juntos era mayor que todo lo demás. De todas maneras, no lo juzgo, porque yo tampoco me entregue por completo.

Puedo decir que nuestro ego jugó a nuestro favor, y que pese a eso no se pudo concretar una segunda cita. Pero me queda la tranquilidad que pude cumplir una de mis mayores fantasías. Estar con alguien tres veces más alto que yo, alguien que puede ser un partidazo por su experiencia laboral, su gran físico y su excelente nobleza que me mostró cuando me besaba, pero que al fin y al cabo sabes que será alguien de una sola noche.

Desde aquel día no hemos vuelto hablar, y espero que así sea. Me queda la sensación de haber vivido lo que hice, el momento, el deseo, y la plenitud de haberlo disfrutado hasta el último momento.



19 ago 2015

El amor en tiempos de Tinder: Experiencia de una conquista tinderiana


Todo comenzó cuando lo conocí en tinder... Bueno la verdad me metí como todo el mundo coloquialmente dice, "Para conocer personas"... "Nada personal"... pero ¡No! La verdad es que todas las personas que se meten a este tipo de aplicaciones saben lo que puede pasar. Y sí, conocí a alguien que hasta ahora nunca me había movido el piso tan rápido en tres meses.

Empezamos hablar dos, tres días entre semana, tal cual cuando empiezas a conocer a alguien, pero a través de una app al alcance de tu mano.

Esta persona en cuestión fue diferente a las que conocí en esta aplicación, porque fue directo al grano diciéndome lo que quería. No le bastó unas semanas para endulzarme el oído y proceder con sus deseos sexuales que pudieron haber sido recíprocos. Porque ojo señores, pedir eso en la primera cita es un error ¡gravísimo!

Claro está que yo como mujer me hice respetar, y las primeras semanas me hice la digna, tratando que entendiera que quería conocerlo más y hasta por qué no, comernos un helado en un parque un domingo en la tarde.

Pasado el tiempo, unas semanas después, seguimos hablando hasta que se dio la oportunidad de vernos una vez más. Me llamó, y me dijo que si podía pasar por mi apartamento, que quería verme un rato. Obviamente la noticia me emocionó y dije ¿Por qué no?

Al entrar a mi apartamento sin más ni menos fue directo al grano. Me agarró por la cintura, me subió la blusa hasta mi sostén y empezó a dejarse llevar desaforadamente al ritmo de su respiración. Todas las mujeres entendemos que los hombres por naturaleza tienen necesidades, ¿Pero no pueden hacer un preámbulo de las cosas un poco mejor? A nosotras también nos gusta que un hombre apasionado nos bese antes de subirnos a una montaña rusa.

Juro por lo más sagrado que sentí miedo. Mi inconsciente no reaccionaba, no sabía qué hacer, cómo actuar, qué decir, quería que él se detuviera al ver que sus movimientos de cadera no eran correspondidos con los míos. Pero a veces piensas bien las cosas, y así como los hombres también lloran, las mujeres también tenemos necesidades sexuales, así que me dejé llevar.

Esa noche cuando todo pasó, le pedí que me acompañara a la tienda y me fumé un cigarrillo. Y mientras él me contaba cosas sobre su vida cotidiana, y sus partidos de basketball con gringos incluídos, lo pensé una, dos y tres veces mientras lo miraba fijamente, y concluí que no era lo que yo buscaba. Cabe aclarar que no quería una relación seria, pero tampoco quería un juguete sexual cada vez que yo estuviera sola en mi apartamento un sábado en la noche.

El fin de semana siguiente me llamó, pero no tenía ganas de hablarle, no quería ni verlo, aunque en el fondo empezaba a sentir algo por mi conquista tinderiana, poco a poco y muy lentamente. Así que quise empezar a sentir y abrirle mi corazón, implorándole que se quedara un fin de semana conmigo, en mi cama, a mi lado. Que amaneciéramos juntos, así no hiciésemos el amor, y que me hiciera el desayuno con sus maravillosos dotes culinarios, quería más de él, así como cuando me besaba en la frente cuando cenábamos pasta sentados en el sofá de la sala, cuando yo llegaba de trabajar.

Pero lo que pasó en las semanas siguientes fue tétrico, y hasta ahora nunca me había pasado con alguien. Las conversaciones hasta la una de la mañana por discusiones, no nos llevaban a ningún “Pereira”. En ese momento, cuando todo ya estaba acabando, yo empezaba a sentir algo, y mi corazón empezaba a latir cada vez que me hablaba al celular. Pese a eso, parecíamos estar en una novela mexicana, palabras como "Yo no te importo", "Por qué piensas eso", "Tú eres la que no entiende," eran recurrentes cada vez más.

En mi último intento, mentí. Le dije que estaba con alguien, que se alejará para no herirme, ¡pero fue peor! Siguió ahí y me buscaba aún más. Y ahí es cuando te das cuenta que perdiste el año. Sabes que ya te tragaste, porque así en el fondo hayas mentido, te duele ver cuando suena tu celular y ves un mensaje de esa persona por whatsaap tratando de solucionar las cosas, aún sabiendo que el final no iba a ser el más adecuado.

A pesar de todo, creo que al final no fue un desgraciado, por no decir otra cosa. No sé si él lea este artículo, pero cabe aclarar que si hubo un sentimiento de mi parte aunque no pareciera. Y lo acepto, fui una mierda al principio, lo traté como nunca había tratado a un hombre, pero también sé que no puedes tratar de pretender conocer a una persona, solo por un par de conversaciones por una app.

Tinder no es una aplicación para todo el mundo. Así como hay historias con un final feliz, también hay finales que te dejan incertidumbres, no por tener el corazón roto, sino por conocer personas que sabes que en el fondo valen la pena, pero que por circunstancias y situaciones, no son lo que tú esperabas.

13 jun 2014

¡SALIENDO CON UN ROLO!

 
Si eres mujer, y en estos momentos de tu vida estás viviendo en la capital colombiana por trabajo, universidad o simplemente por buscar un mejor futuro, y estás saliendo con un rolo. Este artículo es para ti.

Existen rolos de rolos. Desde los gomelos con finca raíz propia, los intelectuales de estrato medio con complejo de Pablo Neruda, hasta los ñeros con delirio de actores de “Pandilla guerra y paz”, por su inspirado acento.

En primer lugar, los rolos con alto estatus económico se caracterizan por ser educados, atentos y hasta lúcidos. Casi siempre invitan, son seguros a la hora de conquistar, y por supuesto puntuales. Este tipo de hombre con finca raíz incluida, generalmente muestra sus dotes del hombre “logro” en la primera cita. Es decir, tratan de hacerte saber todo lo que han hecho a su corta edad, te hablan de su familia entera, los multiples países que han visitado como turistas ilusionados, y de los mil y un estudios que quisieran tener en el exterior.

Por otro lado, si estás saliendo con un rolo con complejo de Pablo Neruda, Paulo Coehlo y en su defecto de Julio Cortázar
hay que tener en cuenta que generalmente la palabra universo armónico la toman muy enserio. Este tipo de hombre caballeroso, tímido y hasta introvertido que te abre la puerta del taxi, te hace saber que vive en un mundo en donde la realidad puede estar muy cerca a la ficción, y hasta inclusive las conversaciones o frases que puedes tener con él por Facebook, Whatsaap y hasta personalmente, pueden ser indescifrables según su estado mental ariztotélico.

De todas maneras, si estás saliendo con el típico rolo “Ñero”, te conquistará a punta de cumplidos acabados salir del horno de acuerdo a su situación emocional. Te hará sentir en un cuento de hadas al estilo “criollo colombiano”, retratando cada uno de tus atributos físicos, según tu belleza. Algo que caracteriza muy bien a este tipo de hombre, es el medio de transporte que utiliza para recogerte en la cita. Esta no sería perfecta si no te lleva o te recoge en “motoratón”, comparte un helado contigo en un parque y en últimas te compra un par de bombas, en donde tú eres el centro de atención junto con estas, por su exclusivo colorido.

De todas maneras, hay que tener presente que sin importar su estrato social, el típico rolo siempre será tímido, ya que tienden a ser más introvertidos que extrovertidos. Pueden ser jartos y creídos, con la diferencia que su extremada educación y sus detalles, resaltarán ante tanto egocentrismo. Y si dadas las circunstancias eres caleña, querrán demostrarte sus grandes dotes para bailar salsa, algo no tan bueno y característico en ellos.

Así que, si estás saliendo con un rolo recuerda todas las maravillosas características que ellos tienen, en donde pese a sus “excentricidades y egocentrismo”, en el fondo de sus corazones siempre habrá un hombre dispuesto a escuchar, ya que hombre que se respete, aguanta todo en la primera cita.

 

6 feb 2014

CUANDO EL ARROCITO EN BAJO SE CONVIERTE EN PROSPECTO



Las mujeres generalmente no tienen arroces en bajos, pavos o amiguitas clandestinas como los hombres. Si se llega a tener uno de estos, es porque a la mujer le gusta y existe la posibilidad de tener algo con él, en un futuro.

Es por eso que cuando salimos a una cita con alguien, llámese salir a comer, tomar algo o simplemente a conversar en un sitio público, existirán una serie de pruebas, conversaciones y demás cosas que las mujeres emplearan, para detectar si él es adecuado o no.

En cierta situación de la vida las mujeres eligen estar con una persona que puede ser denominada como el “Arrocito en bajo”, que en ocasiones se vuelve gratificante o desinteresante, parecido al plato que vas a comer en la cena, pero que después te das cuenta que solo sirve para volverlo a calentar, o en el peor de los casos regalar a alguien que no tiene nada que comer. De todas maneras, si después de cierto tiempo, este arroz en bajo se estabiliza y combina perfectamente con todos tus planes y la vida que llevas en el momento, es el indicado para intentarlo.

Si una mujer es prevenida, seguramente ella pondrá una que otra trampa cual juego de Mario Bros, hasta llegar a la torre donde se encuentra la princesa para rescatarla. Esta serie de pruebas, atajos y saltos con Yoshi incluido, será la clave para saber si sabe escalar y atravesar todo tipo de obstáculos, a fin de conquistar su corazón.

Por supuesto ella experimentará toda clase de alegría y emoción cual zoológico en su estomago, pero al mismo tiempo sentirá miedo de volver a vivir tristezas de meses o años anteriores. Por lo cual, como cualquier mujer que marca territorio, llevará al límite esa conversación o cita, y ocultará las ganas de abrazar y besar a esa persona mientras le habla, sin demostrar desinterés e indiferencia con tal de analizar todas las posibilidades que tiene con el arrocito en bajo.

Por algún motivo, las mujeres tienen un sexto sentido y sienten cuando el arrocito en bajo empieza a cocinarse lentamente. Unas miradas departe de él mientras ella mira al firmamento entre tanto toca la banda del bar (si es el caso de estar en un sitio público), y algunas sonrisas que fijamente se van endulzando con el sabor de las cervezas, serán la decisión para finiquitar o no el momento, mientras las feromonas masculinas empiezan a salir a la luz, con el fin de demostrar algo más que una buena noche y un par de cervezas.

Algo muy importante en este paso de arroz en bajo hacía prospecto, son las amigas. Si el chico en cuestión le cayó bien y le agradó a sus amigas, que por supuesto son detectoras especializadas en encontrar defectos o comportamientos extraños, a través de una charla que puede durar toda la noche, tendrá el camino asegurado.

De todas maneras tras encuentros casuales en diferentes sitios o porque no en el mismo sitio donde se vieron la primera vez, no fluyen las conversaciones y por defecto no te abrirá la puerta del taxi como lo solía hacer, no se convertirá en prospecto. Y pueda que el arrocito en bajo se convierta en el amigo con derechos de fin de semana, con tal de seguir la conexión que así sobriamente no los une, con unos tragos de más y con su compañía, gratificará los días que él no estará a su lado.

Pero si dadas las circunstancias, el destino o la vida hacen de las suyas y siguen encontrándose más fines de semana, y las cervezas tomadas más la mutua conversación y cogida de pierna hacen estragos, será el prospecto convertido en algo más que amigos sin nombres ni títulos.

¿POR QUÉ A LAS MUJERES NOS GUSTA REHABILITAR GAMINES?



Patán, sexy y con tatuajes a flor de piel, es el típico ‘gamín’ que amamos rehabilitar. Aquel que nunca nos llama, ni responde nuestras llamadas. Nos presenta como su “amiguita” delante de sus amigos, pero bajo cuerda nos hipnotiza con su masculinidad.

Ese, el que evapora seducción y cinismo, del que nunca nos aburrimos, y en el peor de los casos, nos involucramos sentimentalmente para luego salir llorando. Ese es el ‘gamín’ que amamos rehabilitar. Aquel que nos seduce con miradas, nos toca con pasión y nos vuelve locas de un día para otro.

La diferencia entre un caballero y un ‘gamín’, radica en que el primero siempre empieza con un detalle. Una rosa, una salida a cine, una tarjeta y varias llamadas en el día, hasta que conquista nuestro corazón. El ‘gamín’ no. Empieza de atrás hacia adelante. Prefiere conquistar nuestro oído para luego meternos en la cama, y termina con una llamada al mes siguiente, esperando otra vez vernos dispuestas a seguir con su juego. Por este mismo hecho, el caballero debería ser siempre la primera opción, pero es aquí en donde nuestro instinto de gata salvaje, sale a la luz y preferimos tener una aventura con este hombre alto, guapo y barbado.

Cuando conocemos un hombre de buena familia, caballeroso y hasta inteligente que nos abre la puerta del taxi, nos invita a cenar y nos lleva a la casa, inmediatamente nos sentimos atraídas por las mil y una cualidades que este sujeto pueda tener, y hasta imagínarnos una vida con él con perro incluido. La gran diferencia del hombre caballeroso con el “gamín”, es que al último no le gusta la monotonía, es arriesgado y no repite los mismos sitios.

Y no es que el “gamín” sea el típico hombre con el pelo largo y jeans ajustados, lo que pasa es que este tipo de hombre visualmente nos llama la atención por su sexy estilo y por su modo de vida, atrayendo a cualquier mujer así únicamente diga “No va a pasar nada de lo que tú no quieres que pase”.

Ese tipo de hombre, que te conquista no contestándote las llamadas, ignorándote por Facebook y, en el peor de los casos, si estás en una fiesta o tienes amigos en común hace como si no te conociera, te parece más sexy aún. Y tú, aún dadas las circunstancias piensas que por lo tanto, no te vio, no se enteró de tus llamadas perdidas y que por supuesto, está ocupado “trabajando” y no pudo verte.

Lo peor de todo esto es que las mujeres también somos masoquistas. Nos gusta que nos hagan esperar y sean rogados. Pero ojo, el rehabilitar gamines no es esperar a que el man te llame seis meses después, o que se vean cuando llega de vacaciones. Rehabilitar gamines significa, sacar la gata salvaje que llevamos dentro, ponerlo todo sobre la mesa, así un mes después estemos llorando por lo que pudo ser.

Es por eso, y mujeres admitámoslo “Nos gusta rehabilitar gamines”. Soñamos con que ese hombre que nos llama todos los viernes después de la nueve de la noche, nos gaste una cena romántica, nos invite a cine y por qué no, nos presente a sus padres.

Y es verdad, todas queremos un príncipe azul, ya sea turquesa o aguamarina, porque en el fondo, queremos tener una relación seria, nos encanta el romanticismo y preferimos mil veces un hombre caballeroso y atento, que uno que sexualmente nos puede dar lo que queremos cada fin de semana.

De aquí que si estás rehabilitando un “gamín”, ten en cuenta hasta donde puedes llegar. El no involucrar sentimientos también hace parte del juego. Ten otros “amiguitos” si lo deseas, y no rehabilites gamines porque sí. Disfruta todo lo que puede darte este sujeto, y aprovecha su experiencia para futuras relaciones y noviazgos.

LO QUE NO SABEN LOS HOMBRES DE LAS MUJERES



Seguramente cuando estás saliendo con una mujer o te gusta alguien, piensas que ella te dijo toda la verdad. Y lo cierto del caso, es que las mujeres al igual que los hombres también tienen sus secretos que no siempre es conveniente decir a la hora de conocer a alguien o entablar una relación.

Con lo anterior no estoy afirmando que las mujeres son mentirosas e infieles como la mayoría de los hombres, sino que en algunos casos, situaciones o circunstancias es mejor no comentar ciertas cosas, para obtener el resultado deseado cuando se está con la persona que te gusta.

Si hablamos sobre las redes sociales, en especial Facebook, ella colocará una foto con luz incluida tal cual como amanecer en verano, con perfil de rostro a medio mostrar. El secreto es que esa fotografía es la 1.005 que se ha tomado para subir a Facebook. Cabe aclarar que no falta la descripción del proceso para llegar a la foto adecuada. Los ‘sesemil’ ángulos, caras y poses que una mujer puede hacer para salir perfecta en una foto no tienen nombre, sin notar que está sola en una habitación a las doce de la noche un día en semana. Entre las más reconocidas están, la típica cara del ‘Duck Face’, y la pose en diagonal con la mano en la cabeza.

Es ahí cuando el hombre entra en acción y se percata de tal “estructural” foto y comenta con los amigos, sobre lo “buena” o “linda” que esta la chica. No contando con el hecho de que se esfuerzan con las mil y un maneras de posar en frente de una cámara, para lucir perfectas.

A las mujeres les gusta usar maquillaje, y con esto no me refiero a las “toneladas” o “litros” de sombra que puedan tener. Cabe aclarar que no falta la ‘guisa’ que se pone todo el polvo en la cara con tal de parecer un ‘pandebono’ recién horneado. El secreto del maquillaje consiste en disimular las “pequeñas imperfecciones” que las mujeres tienen al levantarse. Porque ojo, ellas no se levantan como sirenita de Disney, también son seres humanos y al igual que los hombres, las lagañas y el aliento de lobo feroz las invade a viva voz.

Otro de los secretos y el más importante de las mujeres, es la escena de celos que hacen los hombres. Las mujeres de por sí, utilizan la psicología inversa para sentirse halagadas. Cuando celas a una mujer, por lo general ella te dice, “¿Por qué estás celoso?, No tengo nada con él. Ni al caso, eso ya es pasado, confía en mí”.

Lo interesante aquí, es que por dentro ellas quieren decir es, “¡Me celó, le dan celos, qué bonito! Te hubieras golpeado con él para demostrarme aún más que me quieres”.

No hay nada más hermoso en un hombre que los celos. A las mujeres les encanta que las celen y que demuestren su amor hacía ellas mediante una discusión en donde ellas tienen la razón, y al final de cuentas los hombres terminan por acceder a que están en lo cierto.

Algo que ocultan muchas mujeres es la verdad sobre lo que sucedió con su ex pareja. Nunca van a oir a una mujer decir “Yo duré seis meses con mi exnovio. La verdad era una relación increíble, pero yo le puse los cachos. Entonces quedó dolido y terminamos. Mi ‘ex exnovio’, me buscó pero no le hice caso. Por consiguiente, ¿Quieres ser mi novio?. Eso jamás va a salir de la boca de ella, porque lo que quiere, si está con alguien que verdaderamente le gusta, es hacerlo sentir bien, y ocultar todas aquellas cosas que puedan herir los frágiles sentimientos del hombre, para que, en un futuro, no estén recalcando las relaciones anteriores por una pelea que no tiene nada que ver.

Dadas las circunstancias, lo anterior también pasa con los hombres. Un hombre nunca dirá, “Si, yo estuve con esta vieja, y con esta y después me 'entuké' a la hermana de ella”. Es como si hombre o mujer, quisieran guardar ese nuevo tesoro que encontraron para darlo todo y no volver a repetir la misma historia. Porque, hey! …Tanto mujeres como hombres son diferentes, y no se puede dar lo mismo que en relaciones pasadas con alguien que estas saliendo y que verdaderamente te gusta.

Por último, y un secreto muy cursi, es que hay que admitir que a las mujeres les encanta el chocolate, las rosas y las cartas de amor así tengan 30 años. Para nadie es un secreto que al intentar conquistar o seducir a una mujer que realmente vale la pena, se deben incluir las frases románticas y la llevada hasta la casa, así sean las dos de la madrugada.

El secreto radica en que algunas mujeres se hacen las “duras” o “difíciles” para no demostrar sus sentimientos a todo pulmón, en donde por el contrario, se desviven y mueren por los pequeños detalles y las llamadas a la madrugada o el típico, “cuelga tú, ¡no!.. cuelga tú”, sin nombrar que ese mismo día están contándole a su amiga más cercana lo que opina de lo que le pasó esa noche con el chico en cuestión.

Así que ya saben hombres. Las mujeres al igual que ustedes también tienen secretos que son para bien. No cualquiera quiere arruinar algo que puede volverse un cuento de hadas y una bonita relación. Mujer que se respete siempre se da su lugar, y por más tragada que esté, nunca lo va a demostrar a menos que el hombre dé el primer paso.